Una profesional de las finanzas ¿gastrónoma? Pues claro. Elena descubrió el placer de comer bien en las excursiones al mercado con su madre, y nunca ha perdido el interés por descubrir nuevos sabores y texturas. Forma parte de 'nuestros 600', y hoy se presenta así.
¿El mejor plato de tu infancia?
Paella marinera
¿Cómo empezó tu interés por la gastronomía?
Acompañando a mi madre a comprar al mercado cada sábado. Iba a despertarla muy temprano para disfrutar de la compra y del desayuno especial de la semana: croissant de chocolate y Cacaolat.
¿Qué cualidades debe tener un restaurante para conseguir tu máxima puntuación?
Debe ser impecable en todo, lo que implica que cada persona que trabaja en él esté totalmente enfocada a destacar en lo que hace. Y la forma de destacar es que el comensal lo perciba. Imprescindible una coordinación total entre cocina y sala, lo que requiere que los dos responsables, chef y maître, tengan una comunicación continua y fluida.
¿Y un gastrónomo? ¿Qué cualidades se necesitan para llegar a serlo?
Razón y emoción, es decir, conocimientos sobre alimentos y nutrición, capacidad sensitiva, empatía y una predisposición hacia el “vivir para comer”.
El fenómeno foodie. ¿Una moda pasajera o un cambio de hábitos en la sociedad?
Absolutamente un cambio de hábitos sociales ya que nuestras necesidades nutricionales están sobre-cubiertas y la gastronomía es la derivación de una necesidad básica que convertimos en experiencia social, cultural y sensorial, que además nos conecta con la naturaleza. Un back to basics evolucionado a través de nuestra capacidad de razonar y sentir.
¿Cómo ves la oferta gastronómica de Barcelona actualmente? ¿Qué te sobra y que te falta?
Mucha oferta y muy variada implica diferentes niveles de calidad en cada categoría. Considero que falta más “Casa de comida” con cocina tradicional y local, referenciada al producto y entorno fabulosos que tenemos en BCN. Me sobran los intentos de hacer alta cocina a precios populares que confunden al comensal con menos experiencia y conocimientos.
¿El cliente siempre tiene la razón?
No, considero que también hay un exceso de clientes que se consideran capacitados para criticar y opinar pero que no son capaces de profundizar y hacer un análisis coherente de sus experiencias gastronómicas. El simple binomio calidad-precio bien aplicado debería ser el foco de la razón del cliente.