La gastronomía nunca tuvo calendario

Hay casas de comidas que son verdaderas instituciones gastronómicas de los barrios de Madrid y Barcelona. En un ambiente desenfadado y sin pretensiones, sus bulliciosas barras y mesas atraen cada día a decenas de comensales, locales y extranjeros, que ansían probar algunas sus míticas recetas.  Y es que, ya sean locales históricos o nuevas aperturas, la esencia gastronómica de un buen bar o restaurante es atemporal. En este post repasamos algunas propuestas interesantes en ambas ciudades. ¿Queréis saber cuáles son?

MADRID

• Bodega La Ardosa (Colón, 13). Fundada en 1892, es una de las bodegas más antiguas de Madrid, donde acuden locales y turistas. Mantiene su aspecto tradicional, decorada con todo tipo de objetos y recuerdos. Ofrece gran variedad de tapas y raciones, pero es conocida por servir una de las mejores tortillas de patata de la ciudad. Toda una institución.

• Taberna La Elisa (Sta. María, 42). Local que lleva sirviendo cañas desde 1907 y que ahora resucita con todo ese aire cañí que impregna sus maderas. De la mano del grupo Triciclo. No hay guiños a la modernidad, aquí todo es genuino y muy castizo. Gildas, torreznos, chicharrones, de bacalao, y un largo etc. de clásicos imperturbables.

• Casa Amadeo (Plaza de Cascorro, 18). Los Caracoles. Amadeo Lázaro lleva 75 años siendo tabernero. Asalta el aroma a taberna castiza. Es habitual ver al dueño revolviendo la olla de los míticos caracoles a la madrileña: Los azulejos geométricos, los detalles decorativos de los años setenta y la mezcla de público – los domingos de Rastro está a reventar.

• Castelados (Antonio Acuña, 18). Local hermano el clásico La Castela, aunque con un toque de modernidad frente a su casa madre. Marisco del día y pescados frescos, en una oferta realmente atractiva y en generosas raciones que se sirven tanto en barra como en comedor. Ambiente bullicioso y desenfadado, con una excelente relación calidad-precio. Un must.

• El Boquerón (Valencia, 14). Toda una institución en el barrio de Lavapiés donde la caña bien tirada, el vermú de grifo y los boquerones son un imprescindible. Un lugar pequeño, pero con mucha historia, y siempre abarrotado de locales. Buen producto y buena mano con el marisco: gambas, percebes, ostras, cigalas, almejas, langostinos… Las cáscaras, al suelo, ¡y a disfrutar!

BARCELONA

• Bar La Plata (Mercè,28). De esas pequeñas joyas que todavía conserva la ciudad. Local pequeño, pulido y auténtico en el barrio de La Ribera. Solo cinco tapas a cuál más buena. Y un huevo frito con puntilla y pan artesanal. Cerveza y vermut. Para perderse a cualquier hora.

• Lluritu (Torrent de les Flors, 71). Apertura desenfadada en Gracia. Entre bar de barrio y local canalla. Marisquería a precios muy razonables. Producto fresco y de calidad. Se nota que hay dueños y están al pie del cañón. Hay que desearles suerte.

• La Perla (Paseo de la exposición, 62). En la falda de Montjuich lleva cincuenta años este restaurante con carcasa de taberna y alma de buena cocina. Cazuelas de “chup-chup” expuestos en la barra a las que no podrás negarte. No glam pero es un gustazo.

• Plata Bistreau (Sepúlveda,23). Nueva aventura de dos hermanos con las ideas claras. En Sepúlveda cerca de Plaza de España. Carta en pantalla con los platos del día. Van cambiando. Bueno y razonable. Guisantes de lágrima y bikini de bull y gruyerè para enmarcar.

• Délices de France (Muntaner,443). Clientela fiel después de cincuenta años. Clásicos ya casi desaparecidos. Sopa de cebolla, souffle de queso o caracoles a la bourgignon. Además de excelentes tartares y filetes avec frites. Un delicioso paso al pasado.