23 Mayo 2019
Las buenas croquetas son crujientes en la superficie y suaves y fundentes por dentro. Es importante consumirlas lo antes posible, ya que pierden mucho si se dejan reposar demasiado tiempo. Se pueden tomar como aperitivo, como acompañamiento o incluso como plato, acompañadas por ejemplo de una ensalada, para una cena ligera.
Las croquetas nacieron en la cocina popular como un medio de aprovechar los restos de la carne de olla o de otras preparaciones, por ejemplo el pollo asado. Son muy típicas en los pinchos vascos, en tapas y en platos combinados. En Alemania y Bélgica se hacen con patata. Y se comen en Portugal, Italia y España, mayoritariamente. Es un plato que adoran los niños pero también los adultos, para que nos vamos a engañar. Es algo fácil de comer y muy sabroso si está bien hecho. Por eso desde Macarfi os recomendamos los mejores sitios para comer croquetas en Barcelona:
Bodega Sepúlveda
Negocio familiar de mediados del siglo xx. Un local clásico, con mesas tipo bistrot. Auténtico, bullicioso y divertido. Sirven comida tradicional, casera y de mucha calidad. Tapas y platos de cuchara completan la oferta. Servicio “a la antigua”: eficiente y atento. Mejor reservar, suele estar lleno. Frecuentado por locales, con alguna incursión de turistas. Bodega sin pretensiones, acierto seguro.
Leku
Situado en el barrio de Les Corts, restaurante pequeño, acogedor y romántico. Con un aforo para una veintena de comensales, es ideal para disfrutar de una velada en pareja. Carta muy bien trabajada, con un estilo mediterráneo muy definido. Productos de primera calidad. Hay que probar, sin duda, los garbanzos con bogavante y las colitas de rape. Carta de vinos reducida. Y se echa en falta algún vino nacional. El precio quizás es algo elevado, pero hay que tener en cuenta que el producto es excepcional.
Mont Bar
Este local, con buena estética y agradable decoración, tiene mucha luz natural, mesas de madera bajas-altas y taburetes. Mesa grande para doce personas y mesa del chef. Bonita terraza exterior. Cocina bien elaborada con materia prima de primera calidad. Productos de temporada, ecológicos y orgánicos. Tapas y medias raciones. Desayunos de cuchara. Carta de vinos muy amplia, con precios algo elevados. Frecuentado por público exigente y de buen gusto. People watching. Horario continuado.
Suculent
Antigua bodega convertida en una casa de comidas de inmejorable calidad. Suculent es un éxito rotundo desde que abrió, con platos tradicionales renovados que sorprenden según la temporada. Vale la pena conocer sus reservados escondidos detrás de la cocina, al más puro estilo speakeasy. Carta de vinos original y con propuestas diferentes, como un estupendo clarete de la casa. Terraza en la misma rambla del Raval. Ambiente rústico, informal y joven. Justo al lado, la Taverna del Suculent para disfrutar de sus platillos y tapas en la barra.
Palosanto
Coqueta y pequeña “neotaberna” situada en pleno Barrio Gótico. Sorprende por la cuidada decoración que, combinando elementos modernos y antiguos, consigue el look de una vieja taberna, pero con aire contemporáneo. El ambiente es joven, informal y cosmopolita: “aquí reina el buen rollo”. Tapeo de calidad con una carta sencilla, creativa y bien elaborada. Terracita exterior agradable. En el sótano: Kaki, cocktail-bar especializado en vodka-tonics, con más de cuarenta referencias, y con una música cuidadosamente seleccionada que invita a tomarse una copa.
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